Mi plan para volver a ser productivo

Cuando hace 6 años escribí la primera entrada en este blog, lo hice con la idea de organizar mis propias notas de lectura sobre productividad personal: si leía sobre el tema había entradas en el blog, y si no lo hacía, pues el blog no se actualizaría. En todo este tiempo pocas veces escribí sobre mi propia experiencia productiva, y la mayor parte de los posts se refieren a consejos o reflexiones de otras personas, mucho más cualificadas y reconocidas que yo. Algunas de las pocas veces que dediqué una entrada a mi propia productividad fue en diciembre de 2009, y la titulé Collapso de tareas pendientes. El título de esta entrada de hoy, bien podría ser el mismo: me encuentro en una situación pre-productiva, como si no hubiera aprendido nada en todo este tiempo sobre gestión del trabajo personal, con stress constante, cansancio acumulado, falta de energía, sensación de que es imposible ponerse al día con todo lo pendiente, dudas sobre si estoy dedicando el tiempo a cosas realmente importantes… Para los lectores de Covey, diré que estoy atrapado por lo urgente y descuidando lo importante, es como si hubiese olvidado todo lo que algún día aprendí sobre la organización del tiempo y la gestión del trabajo personal. Como no quiero seguir así, he trazado un plan, que se resume en estos puntos:

- Establecer los niveles superiores de GTD ( este post de Jero Sánchez me viene al pelo)

– Vaciar mis bandejas de entrada (física y electrónica)

– Organizar mi material de consulta

– Purgar la lista de próximas acciones, descartando aquellas que no tenga que llevar a cabo de forma ineludible, y centrándome en lo esencial

– Establecer claramente la dependencia de todas las acciones que queden con alguno de los niveles superiores de GTD

Mientras, en el proceso, espero retomar mis viejos hábitos productivos, entre ellos el de leer sobre la materia y archivar aquí mis anotaciones.

El proceso de la motivación

 El Tao de la motivación

En el libro El Tao de la motivación, inspírate a tí mismo y a los demás, publicado inicialmente en 1999 (título original The Tao of Motivation) Max Landsberg, a través de un relato, explica el proceso de la motivación que, según él, es un proceso repetitivo con las siguientes fases:

  1. Visión. Es la chispa que da energía a todo el circuito de la motivación, así que debe de ser poderosa. Landsberg la define como “una imagen atractiva de la meta y de las principales etapas del viaje”. Tenemos que utilizar la imaginación para elaborarla e implicar a todos los sentidos que sea posible. La prueba de fuego para saber si la visión es adecuada es ver si nos sirve para crear un plan de acción muy simple (una página).
  2. Ímpetu. Algo que nos convence de que tenemos que actuar y superar la tendencia a dejar las cosas para mañana, entre las fuentes que cita el autor de este ímpetu están el dinero, el poder, el sexo, la envidia, el orgullo, el deber, el crecimiento y el éxito.
  3. Confianza. Una vez que tenemos nuestra visión elaborada, al mantenerla con fuerza aumentaremos la fe en ella y nuestra confianza. Se explica en este libro diciendo que hay que cuidarla como hay que cuidar un jardín: plantando semillas (repasar y reforzar la visión, recordando éxitos anteriores), alimentándolas (buscar feedback positivo, cuidar la mente escuchando música o meditando, y el cuerpo haciendo ejercicio físico) y arrancando las malas hierbas (catalogar los elementos que minan nuestra confianza y erradicarlos, como pasar tiempo con gente negativa o no reservar tiempo para nosotros mismos).
  4. Dar el salto. Llegará el momento en que tendremos que pasar de las palabras a los hechos y emprender una acción que nos acerque a nuestra visión. Si el paso anterior era cuidar un jardín, este es saltar a una piscina, primero hay que preparar el salto o llenar la piscina (desarrollar la visión, buscar ayuda adecuada, elegir bien el momento de actuar). Entre la batería de frases que se proporcionan para ayudarnos en este momento crítico de dar el salto, la mejor para mí es una cita de Shakespeare, la respuesta de Lady Macbecht cuando Macbecht le pregunta ¿y si fracasamos?: “¡Fracasar nosotros! Apretad los tornillos de vuestro valor hasta su punto firme y no fracasaremos”. Aconseja el autor tener un arsenal de frases e imágenes que ayuden a superar las dudas en este momento crítico del salto o paso a la acción.
  5. Consecuencias y obstáculos. Después de que hayamos empezado a hacer cosas, dando el salto, empezaremos a cosechar resultados. Debemos ver las consecuencias positivas como pasos hacia la visión, dejando así que nos motiven. Los obstáculos han de verse como oportunidades de mejorar el resultado final.
  6. Responder al feedback. En este apartado se dan unos consejos para rellenar nuestros depósitos de confianza, a cuenta del feedback que recibimos de los demás y de nosotros mismos, justo antes de volver a iniciar el círculo y revisar la visión:
    • Fomentar el apetito por lo agridulce. Tanto nos debe ayudar a mejorar el feedback positivo como el negativo.
    • Reeditar nuestro diálogo interno.
    • Reorientar nuestras creencias.
    • Practicar el autoelogio.

 

El círculo virtuoso de la motivación

9 sugerencias para obtener el máximo beneficio de sus lecturas sobre productividad

 

Al principio de su clásico libro «Cómo ganar amigos e influir sobre las personas» Dale Carnegie dedica unos párrafos a explicar como obtener el máximo beneficio de esta obra. Los he adaptado libremente, de modo que nos sirvan para esta era de la información en la que en un día pueden pasar por nuestras pantallas cientos de títulos de interesantes artículos destinados a enseñarnos a hacer más en  menos tiempo, el reto es ir más allá del título, seleccionar los mejores y prestarles la suficiente atención, yendo más allá de pasar nuestros ojos por las palabras que los componen, leyéndolos en profundidad, interiorizándolos y poniéndolos en práctica. Vamos allá con unos consejos escritos hace 80 años, que nos ayudarán en este cometido.

  1. Cultive un deseo profundo de aprender, imaginando como mejorará su vida haciéndolo. ¿Por qué leemos libros o artículos sobre productividad personal? ¿en que sentido queremos mejorar? y ¿para qué?, pensar en la vida mejor que queremos conseguir, y utilizar el deseo de alcanzarla para generar en nosotros ganas de aprender es la primera sugerencia del señor Carneguie.
  2. Lea cada artículo primero rápidamente, y luego vuelva atrás para leerlo detenidamente. Si somos de los que nos enfrentamos a un lector de feeds con cientos de elementos pendientes, con la ilusión de dejarlo a cero de una sentada (como yo mismo), deberíamos leer dos veces esta segunda sugerencia. Está bién enfrentarse a un artículo con una lectura rápida, pero no podemos terminar ahí, debemos volver atrás y hacer una lectura en profundidad.
  3. Deténgase frecuentemente durante la lectura para pensar en lo que está leyendo. Cuando estemos haciendo esa lectura en profundidad, a la que se refiere la sugerencia anterior, preguntémonos como podemos aplicar las sugerencias que vayamos encontrando, hagamos que esa segunda y más pausada lectura sea reflexiva y tomémonos nuestro tiempo para detener la lectura e imaginar como podemos poner en práctica lo que nos dice el artículo.
  4. Subraye o tome notas. Lo de subrayar en una pantalla, lo tenemos complicado (lo mismo hay alguna extensión para el navegador que lo permita y yo no la conozco…), pero ya que nos estamos tomando el tiempo para leer rapidamente, y luego de una forma detallada y reflexiva un artículo, igual podemos tomar notas, o imprimir el artículo para poder subrayarlo.
  5. Reléalo. Tener un artículo en el que estén subrayadas las ideas que podemos aplicar nos ayudará a releer, y ahora me permito citar (casi) literalmente a Dale Carnegie:«Si quiere obtener un beneficio real, duradero, no piense que bastará con leerlo una sola vez por encima. Después de leerlo detenidamente una vez, debería dedicar unas cuantas horas cada vez a revisarlos. Téngalo en su escritorio, ante sus ojos, todos los días, hojéelo a menudo. Piense constantemente en las grandes posibilidades de mejora que aún le quedan por delante. Recuerde que el uso de estos principios sólo puede convertirse en algo habitual mediante una constante y firma campaña de revisión y aplicación. No hay otro medio.»
  6. Póngalo en práctica. Se aprende haciendo, «solo el conocimiento que se práctica permanece vivo en nuestra mente», si leemos sobre productividad personal, no es para saber de memoria un amplio repertorio de consejos, técnicas y sistemas, no buscamos solo tener información, si no que queremos adquirir conocimiento que cambie lo que hacemos, nuestros hábitos, nuestra vida. La única forma es incorporar lo leído a nuestra forma de trabajar.
  7. Haga que le vigilen. En este punto, Carnegie aconseja contar lo que queremos poner en práctica a quienes nos rodean, y pedirles que nos avisen en cuanto «patinemos».
  8. Compruebe sus progresos y aprenda de sus errores. Cuando estemos tratando de interiorizar un texto, después de ponerlo en práctica, preguntémonos lo que hemos aprendido haciéndolo, y cuales han sido nuestros errores.
  9. Escriba sobre lo que leyó. No se refiere unicamente a hacer un resumen del texto del que se trate, si no a tomar notas sobre los avances y retrocesos en la aplicación de lo aprendido.

Está claro que no podemos aplicar estas sugerencias a todo lo que leamos, pero aquellos textos realmente relevantes, que seleccionemos para poner en práctica, deberían de pasar por estos 9 puntos.