13ª Ley de Maxwell: La Ley de la Reproducción

Se necesita un líder para que surja otro líder

Según una encuesta informal realizada por el propio Maxwell, un 85% de los líderes se convirtieron en eso por influencia de otro líder. Además, como argumento que apuntala la veracidad de esta ley proporciona el siguiente dato: la mitad de los directores de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) existentes en 1998 “surgieron” de Bill Walsh o Tom Landry, es decir, tuvieron con ellos una relación directa o indirecta de pupilo a mentor. Es curioso, que no todos los líderes capacitan a otros para serlo, y así, siguiendo con la NFL, el gran Vince Lombardi no formó a otros directores. Dice Maxwell que hay dos motivos por los que algunos líderes no forman a otros:

  • prestan tanta atención a sus seguidores, y se dedican tanto a ellos, que no les queda nada que darles a su personal clave
  • inseguridad (ya lo decía la ley del otorgamiento de poderes: solo los líderes seguros otorgan poder a otros)

Si quieres ser lider…

El que aspire a liderar, o quiera mejorar como líder, debe pasar tiempo con los mejores líderes que pueda encontrar, tratando de aprender de ellos.

Si ya eres líder...

Hacer surgir a otros líderes, ayuda a mejorar a uno mismo como tal, así, las características de los líderes que forman líderes son:

  • ven todo el panorama, saben que cuantos más lídres haya en la organización, mas oportunidades de éxito tiene.
  • atraen líderes potenciales, si te centras en las capacidades de liderazgo, atraerás personas con potencial de liderazgo (Ley del magnetismo)
  • crean el ambiente ideal
  • el impacto se desborda, como sucedió en General Electric bajo el liderazgo de Jack Welch, que consiguió elevar a la organización hasta su nivel más alto y además, formar a personas que acabaron liderando otras compañías (General Dynamics, American Express, Rorh Inc. y muchos otros)

Definiendo valores personales: la Excelencia

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, la Excelencia, en su primera acepción es “Superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo.”

La excelencia, en el ámbito de la gestión de la calidad, se define como “el conjunto de practicas sobresalientes en la gestión de una organización y el logro de resultados basados en conceptos fundamentales que incluyen: la orientación hacia los resultados, orientación al cliente, liderazgo y perseverancia, procesos y hechos, implicación de las personas, mejora continua e innovación, alianzas mutuamente beneficiosas y responsabilidad social.” (fuente, EuskoSare).

Aunque estas definiciones sirvan  como punto de partida, no es lo que estoy buscando; me interesa la excelencia considerada como un valor personal.

¿Qué apreciamos y preferimos cuando elegimos la excelencia como valor personal? Las cosas bien hechas. Nuestro trabajo totalmente terminado, y con una calidad excepcional. Preferimos eso a dejar las cosas a medias, “a pasar” o “para ir tirando”.

¿Qué actitudes y comportamientos trae consigo la opción por la excelencia?

  • Dedicar el tiempo necesario a cada tarea, organizándonos para evitar atracones de última hora y el tener que trabajar con prisa.
  • Estar orientados al cliente, en el sentido de tener presente sus requisitos y su punto de vista cuando  preparamos y revisamos nuestro trabajo, y buscar y respetar su opinión después de haberlo entregado. Hablo aquí de cliente en un sentido amplio: aquel que recibe nuestro trabajo, ya sea interno o externo a la organización.
  • Revisar: una vez acabado nuestro trabajo, con toda atención y cuidado volver a verlo para, si cabe, mejorarlo, pero sin caer en una obsesión paralizadora por la perfección.
  • Mejora continua. Ver en cada error una oportunidad de aprender, oír los juicios de nuestros clientes sobre lo que hacemos, pedirles consejos para mejorar y aplicarlos.

9º principio de eficacia personal de Brian Tracy: fórmese continuamente

El aprendizaje continuo es el requisito mínimo para el éxito en cualquier campo

La idea clave del capítulo 9 de ¡Tráguese ese sapo!, es la siguiente: si nos sentimos débiles, deficientes, o faltos de confianza en alguna de las áreas claves de una tarea pendiente, la postergaremos, o a contrariu sensu, cuanto mejores seamos en una tarea, más energía y motivación tendremos para entregarnos a ella. Al estar convencidos de que podemos hacer bien un trabajo, estamos preparados para hacerlo rápido y bien.

Siguiendo con este razonamiento, mejorar personal y profesionalmente, ahorra tiempo. Desde un punto de vista práctico, el consejo de Brian Tracy es identificar las cosas más importantes que tenemos que hacer, y luego hacer y cumplir un plan para mejorar continuamente nuestras habilidades en esas áreas. Podemos aprender cualquier habilidad que necesitemos (hablar en público, habilidades comerciales, de negociación, etc.) solo tenemos que decidirlo y convertirlo en una de nuestras prioridades