Orientarse a proyectos

El pensar en base a proyectos es una obviedad cuando se trabaja en consultoría, donde la organización y reparto del tiempo gira en torno a ese concepto (así se oye hablar de «empezar un proyecto», «un proyecto interesante», etc. Sin embargo, los que, como yo trabajamos para el cliente interno en una pyme no solemos organizar nuestro trabajo en torno a proyectos, si no más bien en torno a áreas funcionales dentro de la propia organización.

Creo que hacer girar todo el trabajo en torno a «proyectos» tiene más ventajas que incovenientes:

  • Mejor control de los recursos humanos y técnicos
  • preocupación por los plazos
  • permite la autoevaluación en base al seguimiento
  • facilta un sistema de archivo

Analizando mi propio trabajo, creo que, además de una serie de responsabilidades cotidianas a las que debo entender, trabajo en varios proyectos, entendiendo por proyecto, con una definición casera «una secuencia de actividades destinadas a la consecución de un resultado concreto», vamos, que si hay objetivo, hay proyecto. Ejemplos: implantación de norma ISO 14.000, puesta en marcha de una iniciativa de comercio electronico, diseño y ejecución de una acción de marketing directo, selección de un programa de tipo ERP, etc.

Para tomarme en serio esto de los proyectos, me he matriculado en un curso a distancia de «Dirección de proyectos».

Practicar la eficacia con ayuda de Drucker

Vengo leyendo desde hace un tiempo textos breves de Peter Drucker, como uno a la semana, mientras intento digerir las 860 páginas de Drucker esencial de editorial Edhasa.

El último de estos textos se refería a la eficacia que, según este influyente filosofo puede y debe aprenderse, pero ¿qué es la eficacia? según Drucker, «la eficacia consiste en saber organizar y trabajar bien» pero veamos una definición algo más extensa, de diccionario:

Capacidad de lograr los objetivos y metas programadas con los recursos disponibles en un tiempo predeterminado. Capacidad para cumplir en el lugar, tiempo, calidad y cantidad las metas y objetivos establecidos.

La aportación de Drucker no está en la definición, sino en la afirmación de que la eficia es un habito que consta de cinco prácticas complejas que se pueden adquirir. Las cinco prácticas de la eficacia son:

  1. Gestionar el tiempo
  2. Colaborar con el resto del equipo y realizar aportaciones valiosas
  3. Potenciar sus puntos fuertes y hacerlos productivos
  4. Concentrar sus esfuerzos en aquellas tareas que son más importantes para conseguir unos buenos resultados
  5. Tomar decisiones eficaces

Estas habilidades deben practicarse, practicarse y practicarse, ya que, aunque son aparentemente simples, es muy dificil desarrollar bien todas ellas. Una idea para actuar ya a es empezar cada semana con una práctica.

GTD: Organizate con eficacia

Si tenemos en cuenta que el libro «Organizate con Eficacia» de David Allen fue uno de los primeros sobre productividad personal que leí (el título de este blog está tomado del subtítulo del libro: máxima productividad personal sin estress), y que las ideas allí reflejadas han dado lugar a una gran cantidad de blogs y sitios webs agrupados en torno a las siglas GTD (Getting Things Done, el título de este libro en inglés) puede parecer extraño que en solo una entrada de este blog haga referencia a David Allen y su libro.

La explicación a esto está en la motivación que dió origen a este blog: tomar nota de todas las ideas que leía sobre productividad personal de forma ordenada para volver a ellas cuando las necesitase. Siendo así, y dado que David Allen ya lo había leído, no cabían posts sobre GTD.

El caso es que esto puede cambiar: la cantidad de ideas intersantes sobre GTD que he visto estos días me han animado a releer Organízate con eficacia.