Tres reglas básicas (y muy antiguas) para tratar a los demás

Dale Carnegie escribió hace 75 años un libro titulado Cómo ganar amigos e influir sobre las personas. La primera de sus cuatro partes lleva por título Técnicas fundamentales para tratar a los demás y es a la que se refiere este post. Los textos de Carnegie, son especialmente fáciles de leer y complicados de resumir: su estilo consiste en narrar multitud de pequeñas anécdotas que ilustran y acompañan sus ideas, así que (y esto sirve para todos los post de este blog) si al lector le parecen interesantes estas reglas, lo recomendable es acudir a la fuente original.

 

Regla 1.-No critique, no condene ni se queje (o si quieres recoger miel, no des puntapiés a la colmena)

«No hablaré mal de hombre alguno y de todos diré todo lo bueno que sepa.» Benjamín Franklin

Para justificar el funcionamiento de esta regla, Carneguie parte de la idea básica de que, por lo general, los seres humanos no nos autocriticamos y, por mucho que nos equivoquemos, no nos culpamos a nosotros mismos por nada. Según este razonamiento, criticar a otra persona no conduce a nada: el que está siendo criticado, por muchas razones que existan para hacerlo no dirá «ah si, vale me equivoqué» sino que, más probablemente:

  • se pondrá a la defensiva
  • tratará de justificarse
  • verá su orgullo herido y se despertará su resentimiento

Regla 2.-Demuestre aprecio honrado y sincero (el gran secreto para tratar con la gente)

«El principio más profundo de la naturaleza humana es el anhelo de ser apreciado.» William James

La única manera de lograr que otra persona haga algo, es haciendo que quiera hacerlo, y la única forma de que quiera hacerlo, es dándole lo que desea. Así, la pregunta importante es ¿qué quiere la gente? Dice Carnegie que a todos los seres humanos nos acompaña un anhelo de sentirnos importantes, y que lo que nos distingue a unos de otros es la forma en que intentamos colmar ese anhelo (Rockefeller lo hacía donando una fortuna para la construcción de un gran hospital, y Dillinger atracando bancos y matando gente hasta convertirse en el enemigo público número 1). Ofrecer a los demás un reconocimiento sincero de su importancia, es la idea central de esta segunda regla. Y subrayo «sincero», por que en otro caso estaríamos cayendo en la adulación, algo muy distinto a lo que propone Carneguie. Aquí van las diferencias entre el sincero reconocimiento y la adulación:

Aprecio Adulación
Sincero Falso
Procede del corazón Solo sale de la boca
Altruista Egoista
Despierta admiración Es condenada

Regla 3.-Despierte en los demás un deseo vehemente (quien puede hacer esto tiene al mundo entero consigo; quien no puede marcha solo por el camino)

«Si hay un secreto del éxito, reside en la capacidad para apreciar el punto de vista del prójimo y ver las cosas desde ese punto de vista así como desde el propio.» Henry Ford

Lo que nosotros necesitamos o deseamos, no interesa a nadie más que a nosotros, es por eso que Dale Carnegie defiende que es absurdo insistir en hablar de ello cuando tratamos con otras personas. A los demás, como es obvio, lo que les interesa son sus propios deseos y necesidades, así que, si tratamos de lograr que alguien haga algo, hablemos de lo que al otro le interesa, pensemos siempre en el punto de vista de la otra persona, y veamos las cosas desde ese ángulo. Claro que, esta regla para tratar a los demás, no nos sirve para manipular a otras personas de modo que acaben haciendo lo que no les interesa o vaya en contra de sus propios intereses: ambas partes deben de salir ganando en la negociación.

 

Recapitulando

Transcribo un texto de Charles Schwab, que recoge a la perfección la filosofía que encierran estas tres reglas.

 

«Considero que el mayor bien que poseo es mi capacidad para despertar entusiasmo entre las personas, y que la forma de desarrollar lo mejor que hay en una persona es por medio del aprecio y del apoyo.

Nada hay que mate tanto las ambiciones de una persona como las críticas de sus superiores. Jamás critico a nadie. Creo que se debe dar a una persona un incentivo para que trabaje. Por eso siempre estoy deseoso de ensalzar, y soy reacio a encontrar defectos. Si algo me gusta, soy caluroso en mi aprobación y generoso en mis elogios.

En mi amplia relación con la ida, en mis encuentros con muchos grandes personajes en diversas partes del mundo, no he encontrado todavía a la persona que por alta o importante que fuera su posición, que no realizara un trabajo mejor y un mayor esfuerzo dentro de un espíritu de aprobación que dentro de un espíritu de crítica.»

10 comments to Tres reglas básicas (y muy antiguas) para tratar a los demás

  • Es una pena que la Regla 1 sea totalmente cierta. Yo intento aceptar mis errores y creo (de verdad) reconocer la mayoría de ellos, porque no hacerlo es absurdo. Pero la triste realidad es que la mayoría de la gente no lo hace.

  • Mª Ascensión

    Regla áurea de Jesús de Nazaret: tratar al prójimo como nos gusta ser tratados.

    Este artículo me parece muy interesante, en especial para releerlo cada cierto tiempo y, lo más importante, PONERLO EN PRACTICA.

  • Estevo Raposo

    @Elias, que le vas a hacer, es nuestra naturaleza humana: las críticas nos ponen a la defensiva aunque estén fundamentadas, con conocer esa realidad, y tratar de utilizarlo para ser mejor gente, creo que es suficiente (por un lado, disciplinándonos a nosotros mismos para aceptar las críticas como algo positivo, y por otro tratando de no criticar a los demás).

    @Mª Ascensión, muchas gracias por tus palabras, me alegro de que te haya resultado interesante.

  • soyfelix1

    Libro recomendable. pero complicado de poner en práctica, más que complicado largo en el tiempo, propone muchos nuevos hábitos.

  • Estevo Raposo

    Tienes toda la razón, Félix. Precisamente, el autor dedica un buen párrafo en la introducción a explicar como hacer para interiorizar todas esas cosas nuevas, y requiere tiempo y esfuerzo (como casi todo lo que merece la pena). Gracias por tu visita y tu comentario.

  • coca

    Leí el libro hace poco, es fácil leerlo, trato de ponerlo en práctica, le pongo empeño, pero que la gente a mi alrededor laboralmente, no pone ni un empeño en tratarse mejor y eso hace que no nos sepamos escuchar ni aceptar una crítica del otro, eso me hace retroceder y sólo escuchar para no caer en el juego de la agresividad.

  • JC

    El libro es muy interesante, y este artículo está muy bueno.

    Ahora, es interesante como criterio general pero si pretendemos ir por la vida diciendo solo cosas lindas, no vamos a poder escapar de la mediocridad. Coincido en que lo normal debe ser eso, pero si uno no puede respetuosamente cruzar la barrera de poder hacer una crítica a algo sin que se tome como algo personal, los problemas sólo se acumulan.

    Para quedarse haciendo siempre lo mismo, es lindísimo. En un mundo que cambia (como el real), tarde o temprano algo vamos a tener que corregir y sin el espacio para la discusión constructiva y eventualmente poder decirle a alguien que como está haciendo algo no sirve, el consejo pasa a ser un pasaporte al fracaso.

    La clave es el respeto. Si uno puede hacer esto con la altura correcta, sin convertir el tema en una cuestión personal, la barrera se puede cruzar.

    Saludos

    JC

  • El trabajo para hacer una sola libra de miel incluye cincuenta mil viajes de ida y regreso de las flores a la colmena.

  • con todos lo cambios y adelantos el trabajo en equipo sigue siendo un gran problema de resolver, gracias por el articulo

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