Las 21 leyes irrefutables del liderazgo

Las 21 leyes irrefutables del liderazgo, John Maxwell

Hace aproximadamente un año llegó a mí un libro en formato digital titulado Las 21 leyes irrefutables del liderazgo, escrito por John C. Maxwell y con un prefacio de Zig Ziglar que dice

es útil y de fácil lectura, aunque de alcance y claridad profundos

Después de haber leído sus 129 páginas, he de reconocer que es una descripción exacta del texto al que precede. Podría añadirse que la causa de que resulte fácil de leer es que la formulacíón de leyes se acompaña de amenos ejemplos que ayudan a comprender el alcance de cada una de ellas. Ha de advertirse que John Maxwell se autodefine como un autor cristiano, y está condición impregna obviamente toda su obra, de hecho, el libro está editado por Caribe, una editorial de temática cristiana. He intentado conseguirlo en España y no me ha sido posible, sin embargo, está disponible en castellano en varias tiendas on line del otro lado del charco en formato audio. En papel lo he visto agotado en dos librerías, pero todavía aparece disponible en alguna.

 

 

Actividad no es lo mismo que logro

Cuantas veces habremos dicho u oído ‘Tengo mucho que hacer’… ¿No sería mejor decir ‘Tengo mucho que conseguir’?.

Se puede pasar uno los días y las semanas arrancando multitud de proyectos, trabajando en ellos, reuniéndose con colaboradores para hacer planes, y, sin embargo no conseguir finalizar ninguno rotundamente. Muchas buenas ideas no se traducen en resultados por no ser capaces sus impulsores de darles un último empujón: nace la idea, se trabaja en ella con ilusión, se va avanzando, y antes de llegar al final… languidece, y se va apagando el interés de los promotores hasta que desaparece y abandonan el proyecto.

Debemos centrarnos en el logro. De todas las tareas en las que se puede fraccionar un proyecto, hemos de otorgar absoluta prioridad a las que nos lleven a completarlo. Acabar con éxito y rápidez lo que empezamos, hacer lo importante bien y en poco tiempo es un hábito que se puede adquirir.

Respirar bien evita el embotamiento y la fatiga mental

Cuando realizamos una actividad intelectual resulta imprescindible mantener bien oxígenado el cerebro, si no lo hacemos, pronto nos sentíremos cansados y embotados.

Un primer aspecto a cuidar es la limpieza del aire que respiramos: es importante que nuestro lugar de trabajo esté convenientemente ventilado, sobre todo si hay allí muchas personas. Un aire usado no puede servir para oxigenarnos.

Además, hemos de respirar correctamente, habilidad que, dada su repercusión para nuestra salud, deberían enseñarnos en el parvulario y que, sin embargo, parece olvidada en nuestra sociedad. La respiración correcta es la llamada abdominal, y para comprenderla, puede pensarse en la caja torácica como en un cilindro, que se puede agrandar o reducir moviendo su tapa inferior y superior o actuando sobre las paredes. La tapa inferior de este imaginario cilindro se mueve con el diafragma, la tapa superior con las costillas superiores y con las costillas inferiores y el esternon accionamos las paredes del cilindro. El proceso completo de inspiración consiste en bajar la tapa del cilindro, abrir sus paredes y subir la tapa.

En el Manual de Técnicas de Estudio de Ángel Alonso Álvarez y Mari Paz Fernández Moro (ed. Everest, 1991) se proponen dos ejercicios de respiración:

  • Respiración completa. Este ejercicio describe la forma correcta de respirar, no es necesario llenar habitualmente los pulmones al máximo en cada respiración cotidiana, pero sí debería hacerse varias veces al día.
    • Espalda recta.
    • Pecho en posición alta, no hundido.
    • En un solo movimiento rápido inspire por la nariz, procurando bajar el diafragma (estómago hacia fuera), abrir los costados (pecho hacia delante) y subir las costillas superiores.
    • LLenos los pulmones, retenga el aire unos segundos, pero no taponando boca y nariz, si no mateniendo la bolsa pulmonar estirada.
    • Expulse continua y lentamente el aire.
  • Respiración de limpieza. Útil para realizarlo en caso de fatiga física o cansancio intelectual, varias respiraciones como las que se describen realizan una limpieza global de los pulmones y, consecuentemente, del organismo.
    • Pecho alto, espalda recta, y cintura libre de opresión.
    • Inspirar igual que en el ejercicio anterior, llenando los pulmones al máximo.
    • Retener el aire unos cuantos segundos.
    • Ponga los labios como si fuera a silbar (no hinche las mejillas).
    • Expulse con fuerza un poco de aire, retenga el resto, y expulse otro poco. Siga con este proceso intermitente hasta que no lo quede nada de aire.