Donde caen las víctimas del cambio

Frente al cambio, caben dos estrategias:

  • actuar (estrategia proactiva)
  • reaccionar (estrategia reactiva)

Tenemos la libertad de elegir nuestra estrategia cuando nos enfrentemos a un cambio, y es obvio que, los resultados obtenidos serán distintos según optemos por una u otra estrategia: si actuamos podremos triunfar con el cambio, si reaccionamos nos convertiremos en víctimas del cambio. Para evitar esto, conviene conocer lo que NO debemos hacer antes un cambio, así que en este post, extraído de Lo que los líderes debe saber sobre la gestión del cambio, enumeraremos las seis alternativas que debemos de evitar, por ser propias de una estrategia reactiva:

  1. Preocupación. Debemos distinguir la preocupación de la inquietud: mientras la inquietud es una respuesta sana que nos anima a actuar por nuestro propio bien ante un cambio, la preocupación genera una fuerte sensación de ansiedad,constante y destructiva. Esta preocupación solo genera miedo, sin fomentar acción ni resolución de problemas.
  2. Negación. Ignorar el cambio, o autoconvencernos de que el cambio no nos afectará es lo que hace la avestruz cuando entierra su cabeza en la arena. Esta actitud nos hace vulnerables y nada productivos.
  3. Resistencia. La resistencia va más allá de la negación: no nos negamos a creer que el cambio se producirá, pero nos resistimos tercamente a adaptarnos a él. Insistir en esta actitud hará que otras personas o circunstancias fuerzen un resultado impredecible, por ejemplo, los líderes empresariales que se niegan a adaptarse al cambio, serán superados por sus competidores
  4. Retraimiento. Retraerse es aislarse, renunciando a buscar en los demás el apoyo que nos animaría a progresar con el cambio. Una posible causa del retraimiento es el falso orgullo, el pensar erroneamente que somos autosuficientes y capaces de gestionar de forma independiente de los demás todo lo que suceda. Otra posible causa de esta actitud es el desanimo o vergüenza, es lo que le ocurre al que cree que no podrá superar el desafío que les supone el cambio, y teme parecer poco competente.
  5. Inculpación. Echar toda la culpa a otros, alejando de sí mismo cualquier responsabilidad proporciona una falsa sensación de libertad. Si tenemos a quién echar la culpa, protegemos nuestra autoestima y nos quedamos tranquilos, pero a la larga esto lleva a la amargura y al estancamiento.
  6. Ruptura.Hay dos tipos de actitudes de ruptura, una pasiva, centrada en el abandono, la apatía y el retraímiento frente al cambio, y otra activa consistente en explotar de rabia, hacer sabotaje, tomar decisiones impulsivas. Ambas llevan a la autodestrucción.

Todos los que se quedan excluídos en un proceso de transformación, las víctimas del cambio, lo son por que optaron por una de estas seis estrategias reactivas. Tengamos cuidado de no elegirlas para nosotros.

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