La cortesía aplicada al correo electrónico

Se trata en esta cuestión, más que de mejorar nuestra propia productividad, de no interferir en la de los demás.
Todos los que tenemos al menos una cuenta de correo electrónico nos vemos invadidos por un número ingente de mensajes, no todos importantes ni imprescindibles. Además de sufridos destinatarios de mensajes de correo electrónico prescindibles, con las bandejas de entrada a rebosar, también somos remitentes de muchos mensajes, por eso, podemos tener un gesto de bondad hacia nuestros compañeros, y considerar estos seis puntos sugeridos por Stephanie Winston antes de pulsar el botón enviar:

  1. ¿Puedo retener esta información para una reunión u otro momento conveniente?
  2. ¿Se puede resumir?
  3. ¿Se puede incluir en un informe más amplio?
  4. ¿Es necesario realmente darlo a conocer?
  5. ¿Cuántas personas quieren o necesitan realmente recibir una copia?
  6. Si nuestro mensaje forma parte de una larga serie, sería muy considerado empezar con una recapitulación de dos o res frases, para evitar al destinatario la pesadez de leer los correos anteriores.

De mi cosecha personal, cuando sea  un correo largo y que aborde varios temas, conviene distribuirlo en párrafos y titular cada uno con una frase en negrita, facilita mucho la lectura y comprensión.

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