Entrevista interrumpida por una llamada telefónica

Es frecuente encontrarnos en medio de una conversación y que suene el teléfono, y por no elegir con decisión a uno de los dos interlocutores (al remoto o al presencial) acabaremos descontentando a los dos. La persona que estaba con nosotros, mirará para otro lado, intentando no escuchar para no parecer indiscreto; el que acaba de llamar tan inoportunamente, se encontrará con un interlocutor que está deseando colgar, y que da respuestas evasivas.

Para evitar tan desagradable situación, es recomendable silenciar el móvil durante cualquier reunión, y devolver luego las llamadas perdidas, y si esto no nos resulta posible, o lo que suena es un fijo, debemos optar por lo que más nos convenga:

  • atender la llamada y dar por finalizada la reunión o aplazarla (disculpame, tengo que atender esta llamada, ya seguiremos hablando, hasta luego).
  • continuar la reunión, pedirle a quien está con nosotros disculpas por treinta segundos,  y explicarle en ese tiempo al interlocutor telefonico que estamos reunidos y que le devolveremos la llamada en cuanto terminemos (por supuesto, es imprescindible cumplir este compromiso y devolverla efectivamente)

Pareto aplicado a nuestros asuntos pendientes

Es bien conocido el llamado Principio de Pareto, que toma su nombre del economista italiano Vilfredo Pareto y que se formula así:

por lo general, el 80% de los resultados totales se originan en el 20% de los elementos

Aplicado esto a la productividad personal, resulta que el 20% de nuestras actividades determina el 80% de nuestros resultados, por lo tanto, cuando nos enfrentemos a una lista de tareas pendientes, hemos de pensar muy mucho cuales de ellas están en el 20% de los pocas vitales para distinguirlos de los muchas triviales. En esa lista tendremos un 20% de elementos cuyo impacto en nuestros resultados será cuatro o cinco veces mayor que el resto, de modo que deben ser acometidos y resueltos cuanto antes.

¿Conoceis a alguien que parezca estar siempre muy ocupado y finalmente resulta que no hace nada?, probablemente esté continuamente trabajando en el 80% inferior, postergando continuamente el 20% de las tareas determinantes, y que suelen ser las menos apetecibles en el corto plazo, pero las más rentables a largo plazo.

Combatir la tensión con una técnica respiratoria

Existen momentos concretos en los que parece que el estrés, la angustía o la tensión van a ganarnos la batalla, días en los que nos sentimos a punto de estallar por el exceso de trabajo o situaciones que ponen nuestros nervios a flor de piel. En estos momentos díficiles, de forma instintiva respiramos  profundamente y sentimos así un alivio generalizado.

Si vamos más allá de respirar profundamente, podemos hablar de una técnica oriental, introducida en occidente por Leonard Orr, creador del denominado rebirthing: las veinte respiraciones conectadas. Esta técnica, según Jorge Blaschke en su libro Meditación práctica, es milenaria y fue utilizada por los gurús de la India y los lamas tibetanos. Se aprende facilmente y puede practicarse ante cualquier situación que nos provoque nerviosismo, se necesitan 30 segundos:

  • respirar por la nariz
  • realizar primeramente cuatro respiraciones cortas y seguidas
  • al final de la serie de cuatro respiraciones cortas, realizar una respiración larga y profunda
  • repetir las cuatro respiraciones cortas y una larga cuatro veces sin detenerse durante unos treinta segundos
  • las veinte respiraciones deberían sucederse de manera que formen una sola serie de respiraciones conectadas
  • durante el ejercicio, sentir la respiración libre, sin tratar de forzarla ni controlarla, de forma que el ritmo de la respiración sea fluído