Apalancamiento

Dadme un palanca y un punto de apoyo y moveré el mundo.

Arquímedes

Según Brian Tracy, en Máxima Eficacia. Un sistema integral de planificación que le permitirá potenciar todas sus capacidades, hay siete palancas que podemos aplicar a nuestros recursos y capacidades para lograr más:

  1. El conocimiento de otras personas. Un fragmento concreto de conocimiento, aplicado a nuestra situación concreta en el momento justo, puede ahorrarnos mucho trabajo y esfuerzo, debemos estar siempre buscando, a través de libros, revistas, webs, conferencias… ideas ajenas que nos ayuden a lograr lo que queremos.
  2. La energía de otras personas. Debemos delegar a terceros las actividades de poco valor, para disponer de más tiempo que dedicar a lo que más nos rinde.
  3. El dinero de otras personas. La idea es sencilla: pedir prestado dinero y obtener una rentabilidad mayor que el interés que tenemos que pagar por él.
  4. Los éxitos de otras personas. Detrás de un caso de éxito hay, frecuentemente, un alto precio pagado en dinero y emociones, si estudiamos casos de éxito ajeno y apredemos de ellos, nos ahorraremos tiempo y problemas.
  5. Los fracasos de otras personas. Escarmentar en cabeza ajena, es posible estudiar los fracasos de otras personas en campos similares al propio y aprender de ellos.
  6. Las ideas de otras personas. Con una buena idea puede hacerse fortuna. Leyendo, aprendiendo, conversando, experimentando, podemos dar con una idea, que, junto con nuestras propias capacidades, nos proporcione un gran éxito.
  7. Los contactos de otras personas. Los amigos de mis amigos son mis amigos. Las personas que conocemos conocen a otras muchas personas que te pueden servir de ayuda.

Que el equipo conozca las metas

Stephen Covey, conocido mundialmente por su best seller: Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva explica en un simpático video titulado ‘gol’ o ‘goal’ la necesidad de que el equipo conozca las metas. Se comprende esta idea con claridad gracias al simil que realiza entre un equipo de fútbol y la empresa. Acaba con una charla explicativa del mismísimo Stephen Covey.

Este es uno de los llamados «videos del octavo hábito», disponibles aquí, previo registro gratuíto.

Visión

Los líderes tienen visión. Los que no son líderes no la tienen.

La capacidad para crear en el propio pensamiento un futuro ideal y deseado, con una consistencia tal que sirva de aliciente para superar cualquier dificultad que se presente en el camino hasta ese futuro es propia de los líderes. Sin embargo, la visión no surge en la mente del lider de la noche a la mañana, es el resultado de un proceso que requiere de mucho trabajo, reflexionándo, informándose, y escuchando a los propios colaboradores a los que habrá que contagiar de esa visión.

Juan Mateo y Jorge Valdano, en Liderazgo. El libro que da las claves para formar equipos en la empresa y el deporte, dan unas recomendaciones para comenzar el proceso de elaborar una visión (vía El futuro de los negocios hoy!):

• No se ponga límites. Sueñe con aquello que más desee e intente imaginar concretamente esa visión. No importa lo difícil que sea conseguirla.

• Determine cuáles van a ser los valores sobre los que se asentará esa visión. Un reto no debe alcanzarse a cualquier precio, sino basarse en las creencias fundamentales que definen nuestros códigos morales.

• Una visión nunca debe expresarse en cifras. Las cifras no son más que el resultado operativo del camino que recorramos.

• La visión debe ser definida por el líder. Sin embargo, antes de concretarla, un buen líder habla y escucha a su gente, y toma en cuenta las consideraciones realizadas.

• En todo caso, la visión debe ser compartida y aceptada por el equipo, para que éste le brinde su apoyo y se sienta partícipe.

• La visión deberá ser amplia y detallada. Las generalidades NO VALEN. Una visión no puede expresarse en términos como “vamos a ser los mejores”. Deberá indicar el “qué”, “cómo”, “cuándo” y “por qué”, de esa manera, cada miembro del equipo entenderá cómo puede contribuir y participar en ella.

• La visión debe ser positiva y alentadora. Recuerde siempre que una visión es un desafío y, como tal, debe justificar por sí sola el esfuerzo que se requiere para alcanzarla.