Reglas de oro contra el agobio

El que guarda siempre tiene, que dice mi abuela.

Revisando mi colección de revistas de Emprendedores (vengo comprándola desde el primer número), me encontré, en el número 24 (septiembre de 1999) un interesante resumen de ideas de varios autores (Bensabat, Lazarus y Folkman, Lambert), en cinco puntos:

  1. Desconectar. Establecer con claridad un tiempo para trabajar y otro para vivir, buscando en ese tiempo de vida actividades estimulantes que nos ayuden a desconectar. Un comercial que conozco me refirió en una ocasión un consejo recibido por su primer jefe en este sentido: la hora de salir del trabajo es intocable, es como si hubieras quedado con otro cliente.
  2. Por escrito. Cuentan de Felipe II que exigía que le entregasen todo por escrito, es un método con innumerables ventajas: más rigor, más exactitud, más extensión y menos divagaciones, además, el destinario puede demorar su lectura hasta contar con el tiempo suficiente para prestarle al asunto la atención que requiere. Sobre Felipe II tenemos la ventaja del correo electrónico, que facilita mucho el cumplimiento de esta norma.
  3. Afronta los asuntos. En lugar de amontonar asuntos pendientes, es mucho más práctico comenzar a trabajar en ellos de inmediato, dividiéndolos en varias partes si fuera necesario.
  4. Los pequeños detalles. Se trata de conseguir un lugar de trabajo confortables, danto importancia a detalles como el color de la pintura, los adornos, etc.
  5. Cada cosa a su tiempo. Para obtener máximo rendimiento hay que trabajar muy concentrado, en un perfecto estado, esto no se puede conseguir si estamos agotados por el exceso de horas de actividad. Teniendo esto en cuenta, es necesario reservar tiempo para relajarse y tomarse un respiro, una buena proporción son cuatro minutos de descanso cada hora de trabajo.

Resistencia individual al cambio

Siguiendo con todo lo que estoy aprendiendo en el curso de Uniactiva sobre dirección estratégica del comercio electrónico, resumo unas notas sobre los tipos de resistencia al cambio.

En primer lugar, hay que tener en cuenta, que si hay cambio, la resitencia está asegurada, así que, cuando vayamos a planificar uno, está bien contar con esta actitud negativa, y conocer los tres tipos de razones causantes de la resistencia al cambio.

  1. Psicológica. La novedad trae incertidumbre, que puede esplicitarse en dos preguntas que se harán todos los afectados por el cambio una es ¿lograré adaptarme? y otra es ¿qué planes han hecho para mí?; si la primera se resuelve con formación, la segunda se contraresta con información.
  2. Utilitaria. El individuo considera que tiene una especie de acuerdo con la organización por el cual le pagan X dinero por hacer tal cosa, en determinadas condiciones y soportando cierto número de circunstancias que no son de su agrado: cada vez que se habla de modificar este contrato, el individuo se pregunta dos cosas, en este orden ¿qué pierdo?, ¿qué gano?. La oposición al cambio por razones utilitarias, porque el afectado por el mismo cree que perderá algo, se evita informando sobre la necesidad del cambio para contrarrestar por comparación lo que se cree que se perderá. Además, puede intentarse una compensación con algo motivador (responsabilidad, estatus, autonomía, participación…)
  3. Cínica. Esta es la peor causa de resistencia, el cínico rechaza las razones para el cambio y su viabilidad, además,el cinismo es muy contagioso dentro de la organización. La única forma de combatir esta resistencia es promoviendo mecanismos de afiliación en torno a otros objetivos.

Conociendo mejor nuestras tareas

Como todos nos enfrentamos a una pila de tareas pendientes, que hay que realizar pronto y bien, puede servir de ayuda realizar un analisis de estas tareas, un «ya que tenemos que pasar por esto juntos, vamos a tratar de conocernos mejor». Pues en esa linea, ¿cuales son las preguntas que debemos hacer a nuestras tareas para saber más de ellas?. En un planteamiento extraído de un curso on line que estoy realizando en Uniactiva, se afirma que las tareas se componen de cuatro variables:

  1. Trabajo a desempeñar.
  2. Resultado a conseguir.
  3. Tiempo disponible.
  4. Riesgo.

De este modo, para analizar un grupo de tareas, podemos hacer una tabla, con cinco columnas, la primera de las cuales se llamaría «tarea», y las otras cuatro llevarían el nombre de estos componentes. A partir de ahí, dedicariamos una fila a cada tarea.