K.I.S.S., apostando por lo simple

Fue leyendo Padre Rico, padre pobre, de Robert Kiyosaki, como supe de la existencia del principio K.I.S.S., según este autor, son las siglas de«Keep it simple, stupid», o «mantenlo simple, estúpido», aunque la wikipedia en español ofrece una alternativa más amable: «Keep It Short and Simple» (mantenlo corto y sencillo) y es posible encontrar variaciones aún más cariñosas, como la de «Keep it simple, sweetheart». En todo caso, el sentido final de la expresión no varía, y es el de esta máxima atribuída a Albert Einstein:

Todo debe hacerse tan simple como sea posible, pero no más simple

Aunque se desconoce el origen de este acrónimo, fue utilizado en la década de los 60 en el programa especial Apollo, y se utiliza en el campo del diseño, la ingeniería de procesos o la realización de películas animadas. Es especialmente útil tenerlo en cuenta a la hora de resolver un problema: la solución más sencilla suele ser la mejor.

3º principio de eficacia personal de Brian Tracy: resista la tentación de terminar primero con lo pequeño

Nuestras tareas pendientes se pueden dividir en dos grupos:

  • Unas pocas que son vitales
  • Muchas que son triviales

Y ello por obra y gracia de nuestro viejo conocido, el señor Pareto. Esta es una idea que merece la pena aprehender: si tenemos una lista de diez asuntos que resolver, dos de ellos tendrán tanto valor como los ocho restantes. Una vez que se comprende esto, el próximo paso es romper con el muy extendido hábito de «empezar por lo más sencillo», y no comenzar a realizar ninguna tarea que esté entre las muchas y triviales, mientras no hayamos rematado con todas las que son pocas y vitales.

Lo más dificil es ponerse. A la hora de acometer una tarea de importancia, lo mas complicado es vencer la incercia de no hacerla, que nos empuja a ocuparnos de asuntos triviales y ponernos a resolverla, pero lo cierto es que, el tiempo consumido en la realización de una tarea poco transcendente es equiparable al tiempo que dedicamos a completar una tarea crucial. Para mejorar sustancialmente nuestros resultados, debemos forzarnos a emprender el trabajo que sea más importante, y en este esfuerzo ayuda el pensar en terminarlo, en el orgullo y satisfacción que nos proporcionará el haberle dado carpetazo.

La capacidad para escoger, comenzar y rematar los trabajos importantes en lugar de los intranscendentes, es la clave que determina el éxito en el trabajo y en la vida, así que merece la pena aplicar este consejo del libro ¡Tráguese ese sapo!, haciendo una lista de las áreas de trabajo en las que estemos inmersos y seleccionando el 20% superior.

Cuatro mitos en torno a las herramientas tecnológicas

De vez en cuando «rescato» de la estantería de los libros ya leídos algún volumen al azar, para refrescar ideas, hojeándolo en diez minutos, por encima, para recordar el sentido general del libro, y alguna página a la que llegue por azar. Hoy, haciendo esto, me llevé una sorpresa: el libro que elegí (El lider con vocación de servicio, de James A. Autry), me resultó totalmente nuevo, y tanto: ¡aún no lo había leído!, lo había confundido con otra obra (La Paradoja, de James Hunter), quizás por que el título original de este último es The Servant, y la paradoja que anuncia el título en castellano es que para liderar hay que servir.

En todo caso, una vez que tenía el libro en mis manos, seguí echando un vistazo rápido, y enseguida me encontré leyendo el capítulo 6, en el que el autor ofrece a la consideración del lector cuatro mitos que rodean a las nuevas herramientas de trabajo que la tecnología nos ofrece. Me llamó la atención el tema por ser yo mismo un entusiasta de estas nuevas herramientas (PDAs, correo electrónico, blogs, wikis, y tantas otras). Podría resumirse la perspectiva de James A. Aurty en este capítulo diciendo que debe primar por encima del enfoque tecnológico el enfoque humano, y que las herramientas tecnológicas son sólo herramientas al servicio de las personas, y no son el trabajo ni lo sustituyen, así, un trabajo de calidad inferior, plasmado en una presentación de power point ilustrado con vídeo e impresionantes animaciones, sigue siendo un trabajo de calidad inferior.

Veamos ahora los cuatro mitos señalados por Aurty.

  1. Estamos más comunicados. Aunque cada vez estamos más conectados electronicamente, también lo estamos menos personalmente. Una conexión de banda ancha en nuestro PC, que nos permita transmitir y recibir enormes cantidades de información a la otra esquina del mismo no nos ayuda (¿quizás nos impida?) disfrutar de más y mejores relaciones humanas.
  2. Las herramientas electrónicas han hecho que la comunicación sea más rápida, mejor y más precisa. Centrándonos en el correo electrónico, el autor afirma que es una herramienta muy adecuada para enviar información, pero pésima para comunicarse. El correo electrónico ha reducido el tiempo que las personas compartimos en el trabajo: si antes caminábamos unos metros para comentar cualquier asunto con el vecino del despacho próximo, ahora lo resolvemos con un mensaje.
  3. Las nuevas herramientas hacen que la necesidad de que todo el mundo acuda a un mismo lugar para trabajar en grupo sea cosa del pasado. En las oficinas virtuales se pierde, según Aurty, el sentido de comunidad de trabajo, diseminándose el poder que supone un grupo de personas persiguiendo una meta común. Explica el caso real de un equipo que se veía obligado a trabajar diseminado, y en el que optaron por reunirse fisicamente seis veces al año.
  4. Cuando alguien hace «multitareas» consigue rendir más. Ya nos ocupamos de esto en otra entrada de este blog. Las personas no hace multitareas, los ordenadores sí. Si lo empleados creen que ellos mismos, al igual que los ordenadores, pueden hacer varias cosas al mismo tiempo, esto puede acabar siendo una excusa para no dedicarse «en cuerpo y alma» a nada, y por tanto, no hacer ninguna cosa bien o a conciencia; estar haciendo una multitarea muchas veces significa estar «pifiando» muchas cosas al mismo tiempo.