5 maneras de desarrollar cultura, según Robin S. Sharma

Mientras estoy leyendo Éxito, una guía extraordinaria, de Robin S. Sharma, pienso que parece un blog: cada uno de los capítulos del libro es una entidad independiente con vida propia (como si fuera un post), y no detecto una estructura que esté por encima de eso. A pesar de esa “independencia” de cada uno de los capítulos respecto del libro, está cargado de idas prácticas y valiosas. Algunas de ellas las compartiré aquí, y empezaré con esta enumeración de las formas de desarrollar cultura del liderazgo en una organización.

Dice acertadamente Robin S. Sharma que la cultura, al contrario que los productos, los servicios o las marcas, no puede ser copiada por los competidores. La cultura de una organización la hace única y determina e impulsa sus formas de comportamiento y las formas de desarrollarla son:

  1. Rituales. Echando un vistazo a lo que Google dice sobre su propia cultura, vemos que menciona varios rituales (el almuerzo diario en la cafetería de la oficina, desplazarse en bicicleta de una reunión a otra, etc.).
  2. Celebraciones. Me gustó mucho la idea que cita Sharma en esta parte, de John Abele: “Tienes aquello que celebras”, si tu cultura fomenta por ejemplo el valor de la honestidad, cada vez que alguien destaque en un comportamiento de este tipo (encuentra la cartera llena de dinero de un cliente y se la devuelve), celebrarlo, lo estarás fomentando.
  3. Conversación. Hay que hablar constantemente y con todo el mundo de los valores y visión que queremos fomentar.
  4. Entrenamiento. Hay que invertir en formación de las personas, que son el principal recursos de la organización y se merecen que dediquemos recursos a desarrollarlos, inculcando los valores que forman parte de la cultura que queremos desarrollar.
  5. Contar historias. A todos nos gustaría poder contar una historia como la de Apple, cuando Steve Jobs y Steve Wozniak fundaron la compañía del iPhone en un garage

11ª Ley de Maxwell: Ley del círculo íntimo

El potencial de un líder es determinado por quienes están más cerca de él

Esta ley pone de manifiesto que el estilo de liderazgo “llanero solitario” es ilusorio y simplemente no existe: si uno está solo no está dirigiendo a nadie.

Jack Welch debía de estar preocupado por esta ley, ya que desde que asumió el liderazgo de General Electric, dió su aprobación personalmente al círculo de ejecutivos de todos los gerentes generales, lo que suponía unos 500 puestos.

A la hora de formar un “circulo íntimo”, que lleve al lider (y a su organización lo más lejos posible, Maxwell propone construirlo con estos  cinco tipos de personas:

  1. Valor potencial: los que se forman a sí mismos.
  2. Valor positivo: los que levantan la moral de la organización
  3. Valor personal: los que levantan al líder.
  4. Valor productivo: los que forman a otros
  5. Valor comprobado: los que forman personas que forma a otras personas.

Recuerda John C. Maxwell, al explicar esta ley, que no se trata únicamente de formar el círculo íntimo, si no qu e además, hay que mejorarlo constantemente.

Valores por áreas de la vida, empezando un plan estratégico personal

Hoy tenía previsto escribir un post sobre como establecer y desarrollar objetivos personales (estoy muy contento de haber puesto por escrito y desarrollado los míos), pero luego pensé que antes debería comentar como determinar propósitos generales, aunque claro, antes de hacer eso, deberíamos seleccionar y explicitar nuestros valores en cada una de las áreas vitales.

Seguro que es posible dividir nuestra vida en áreas de distintas maneras, pero yo utilizo la única que conozco: la de Brian Tracy en Máxima Eficacia:

  1. Negocios y profesión
  2. Familia y vida personal
  3. Dinero e inversiones
  4. Salud y buen estado físico
  5. Crecimiento y desarrollo personal
  6. Actividades sociales y comunitarias
  7. Desarrollo espiritual y paz interior

Un buen comienzo para un plan estratégico personal es coger papel y lápiz (o procesador de textos y teclado, que para el caso es lo mismo) y seleccionar dos o tres valores para cada una de esas siete áreas. Hacerlo no es del todo fácil, pero es un ejercicio interesante. Dicen que cuando estamos bajo presión, y nos vemos obligados a decidir, es cuando salen a relucir nuestros verdaderos valores. A mí me ayudó tener delante un listado de valores. Ahora tengo mi propio listado, agrupado por áreas, y además del uso posterior que le dí en la elaboración de un plan estratégico personal, me gusta releerlo diariamente, para interiorizarlo. Supongo que lo ideal sería que mis actos hablaron por mí y cualquiera que me conozca pudiese enumerar mis valores, partiendo de mi forma de vivir. Algún día.