La mejora del retorno en la vida, de Luis Huete

Lo que aprende uno en gestión de empresas, puede a veces trasponerse a la gestión de uno mismo, el ejemplo más claro de esto es la “planificación estratégica personal”: misión, visión, valores, objetivos, indicadores… son términos que tienen tanta cabida al diseñar el futuro de una organización como el de una persona. Esta es una vieja y querida idea para mí, por eso me resultó atractivo el título de este libro.

Según Luis Huete, en nuestra vida invertimos en cuatro activos inmateriales: conocimientos, competencias, actitudes y sistema de creencias. Como características de estos cuatro activos:

  • necesitan inversión para mantener su valor o acrecentarlo
  • corren el peligro de deteriorarse con los años si no se invierte en ellos
  • tienen un recorrido de mejora si se gestionan con pasión, complicidad, método y disciplina

El retorno se obtiene, en forma de logros y satisfacciones personales en la vida, una vida que “sólo se vive una vez y además acaba transcurriendo con una velocidad sorprendente”.

El libro está lleno de herramientas concretas, prácticas y directamente aplicables para “invertir” en los cuatro activos. No tengo ninguna duda de que algunos de los post que publique en un futuro en Productividad Personal llevarán el tag Luis Huete.

No puedo pasar por alto que, Alicia Chavero, a quien sigo en Twitter (@alicia_chavero),  colaboró en este libro, que llegó a mis manos a un módico precio con el diario Expansión que edita Crecento publishing con el patrocinio de Foro Europeo, Escuela de Negocios de Navarra

Trabajando el círculo de influencia

Dice Stephen Covey, al referirse al primero de sus Siete hábitos de la gente altamente efectiva, que podemos separa las cosas que nos preocupan de aquellas que no lo hacen, formando así un “círculo de preocupación”. Dentro del círculo de preocupación, habrá cosas sobre las que no tenemos control dé ningún tipo, pues se escapan a nuestro alcance, y otras respecto a las cuales podemos hacer “algo”, este segundo grupo de cosas forma nuestro círculo de influencia.

CIRCULO_INFLUENCIA

Ahora que tenemos esto claro, según Covey, tenemos dos opciones:

a)Ser proactivos, y centrarnos únicamente en nuestro círculo de influencia. Adoptar una actitud positiva y esforzarnos por mejorar aquellas cosas que están bajo nuestro control.

b)Ser reactivos, pensar en lo que está fuera de nuestro círculo de influencia, pero dentro de nuestro círculo de preocupación, es decir, circunstancias sobre las que no tenemos control.

Si elegimos ser proactivos, generaremos energía proactiva que ampliará nuestro círculo de influencia, si optamos por ser reactivos, eso nos provocará una sensación de impotencia, nos centraremos en lo que no podemos cambiar y desatenderemos los asuntos en los que podemos hacer algo, con lo cual nuestro círculo de influencia se encogerá.

4º principio de eficacia personal de Brian Tracy: estudia las consecuencias

A la hora de elegir entre nuestra multitud de tareas pendientes, las consecuencias potenciales de hacer o no hacer cada una de ellas son las que determinan su importancia. En el capítulo 4 de “Tráguese ese sapo”, Brian Tracy formula dos reglas que se derivan directamente de este principio:

¿Cómo puede predecirse en los Estados Unidos de América (y me temo que en cualquier parte del mundo) la ascensión social y económica?, ¿cómo saber con antelación si un individuo tendrá éxito en la vida y en el trabajo? Ni los antecedentes familiares, ni la educación recibida, ni la raza o el grupo étnico, ni las relaciones con que cuente… Lo determinante para saber si estamos ante un “caballo ganador”, según Edward Banfield, de la Universidad de Hadvard es la perspectiva a largo plazo. Esta idea nos lleva a la primera de las dos reglas que formula Brian Tracy para explicar la importancia de estudiar las consecuencias:

Primera regla: El pensamiento a largo plazo mejora las decisiones a largo plazo

O ascender a la montaña con un ojo puesto en el camino, y otro en la cumbre. Tener claro lo que queremos para nosotros y nuestro trabajo dentro de cinco, diez o veinte años, y analizar nuestras conductas de hoy pensando si son o no coherentes con ese futuro deseado hace más fácil adoptar buenas decisiones sobre lo que hacer a corto plazo.  Si una tarea pendiente tiene una consecuencia potencial a largo plazo es importante, si no, no lo es.

Segunda regla: el futuro decide las influencias y suele determinar las acciones actuales

Partiendo de la base de que tenemos un visión clara de nuestro futuro, tenemos dos alternativas:

  1. Retrasar la gratificación, y hacer sacrificios en el corto plazo para disfrutar de recompensas en el largo plazo (ahorrar, estudiar, madrugar, hacer deporte, hacer dieta…)
  2. Anteponer el placer a corto plazo y la gratificación inmediata y sacrificar así el largo plazo

En palabras de Dennis Waitley:

Los perdedores hacen lo que alivia tensiones mientras los ganadores hacen lo que logra objetivos

Si en nuestra lista de acciones pendientes tenemos una con grandes consecuencias positivas potenciales, hemos de empezar de inmediato con ella, igualmente, si alguna puede tener amplias consecuencias potenciales negativas si no lo hacemos ya.

Empezar y completar las tareas pendientes que aportarán una mayor diferencia positiva para nosotros es un hábito que, si no tenemos, debemos adquirir. Hagamos lo que hagamos, el tiempo va a seguir fluyendo de forma ininterrumpida, la pregunta es ¿qué uso vas a hacer de él y a donde te llevará al cabo de los meses y años?