Cuando hablamos del proceso de aprendizaje, no sirve con memorizar sin más, se hace necesario asimilar los conceptos, entenderlos, comprenderlos. Para ilustrar esta idea, un ejemplo proporcionado por Richard Fenker:
Se detiene ante un semáforo en rojo en la intersección de una pequeña ciudad. Mira por el espejo retrovisor y ve que un camión viene por detrás hacia usted a mucha velocidad y tocando la bocina. Tiene dos elecciones
- Confiar rigidamente en la norma de tráfico memorizada de que «todos los vehÃculos se deben detener ante el semáforo en rojo, y suponer que el camión se detendrá con un chirriar de frenos detrás de usted. O,
- Comprender la situación real, que al camión se le han roto los frenos, y ponerse en marcha a pesar de la luz roja antes de que le aplasten.
Sin comprensión, todo lo que se memoriza se convierte en algo rÃgido y resulta inutil en las nuevas situaciones.
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